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BÁSQUET - RIVADAVIA CAMPEÓN 2023
Otra vez campeón. Se hizo esperar, pero llegó. Rivadavia es campeón. Y cuando hablamos de Rivadavia, indiscutidamente entre otras notas emblemáticas estamos hablando de Básquetbol.
“Rivadavia” de la Banda Blas Blotta, del Ducal, de la Plaza Departamental, de Gaviola, Américo Calí, Bianchi, la Escuela Normal y el Festival. Rivadavia, la mezcla de todo lo que huela a cultura, ambiente, cielos abiertos, viñas, bodegas, olivos, producción y deporte.
Rivadavia: “la Naranja” y el básquetbol, como un ícono insoslayable de nuestra historia comunal. Pero recordemos que eso que podría declararse cómodamente: “Rivadavia es indiscutidamente la capital del basquetbol provincial”, solo se sostiene con historia, identidad y memoria.
Gracias a la comprometida dirigencia basquetbolera que siempre mantuvieron encendido el fuego de la arraigada tradición sustentada en décadas de glorias, plagada de enormes satisfacciones con emblemáticos jugadores, pero también que dijeron presente en amargos momentos de incomprensión y soledad. Así fue como la memorable historia del básquet local corrió en paralelo al desenvolvimiento cotidiano de la vida de nuestro pueblo, teniendo siempre un incondicional aliado: la familia, como eje de una fuerte ligazón colectiva entre lo deportivo y lo social. En Rivadavia, el básquetbol no es sólo un deporte formativo y competitivo, es además una práctica comunitaria. Es una cultura doméstica y familiar.
Es por eso que, en momento de tanta alegría y gloria, no quisiera dejar pasar el momento para recordar a uno de los grandes hombres que engalanó la cultura, el deporte y el pueblo rivadaviense, y a quien indudablemente mucho le debe el básquetbol naranja este presente de triunfo: el gran Profesor Américo Tondini.
Siempre sostuve que el pasado de los pueblos debe ser reflejado `por los que afortunadamente todavía estamos y vamos quedando vivos, pero se apoya sustancialmente en la historia de nuestros grandes e inolvidables muertos. Entre otros, “Pirincho” Tondini.
Obviamente que lejos está el presente escrito de ensombrecer en lo más mínimo el merecido y rotundo triunfo del querido equipo dirigido `por el estimado “Hueso” Ronco. Ellos, los bravos jugadores y todo el cuerpo técnico, nos dieron una alegría inolvidable que esperábamos de hace años. Pero soy de los que cree que en los momentos de grandeza y victoria, es cuando en paralelo debe aparecer la memoria luminosa de nuestros padres fundadores, e indudablemente “Pirincho” junto a un grupo de pioneros lo fue. Él fue fundador de una mística popular y deportiva que trascendió generaciones y llegó a nuestros días. Jugador y referente, pero sobre todo humilde formador de un espíritu que no solo gana partidos, sino que además es de los necesarios ejemplos que marcan y forman para enfrentar la vida.
“Pirincho”, el querido Profe Tondini, se fue físicamente hace unos pocos meses. Afortunadamente su sangre y su sudor sigue rociando de ejemplo la cancha “naranja” y se proyecta en logros y satisfacciones. Siempre me llamó poderosamente la atención esa cálida palabra justa del Profe Tondini y esa intransigente honorable convicción en la prédica de valores junto a su recta conducta. Jugaba bien, y a la par (como toda esa generación) eran buena gente y amaban su pueblo. Eso se contagia, se trasmite, se lucha y se defiende.
En tiempos álgidos y controversiales, siempre es bueno recordar a las mujeres y a los hombres honorables. Pero sobre todo en tiempos de triunfos, se hace necesario recordarles a las bienvenidas nuevas generaciones que hubo muchos que araron una huella sagrada (con esfuerzo y sin pedir nada) para que hoy podamos caminar más aliviados. “Pirincho” fue uno de ellos; hizo huella y hoy la memoria y el reconocimiento unánime popular es su victoria.
Ojalá, su ejemplo siga iluminado pasiones y la bravura demostrada por nuestros ejemplares recientes campeones nunca olvide la historia conquistada por nuestros gladiadores de ayer. Siempre sostengo, que es muy difícil caminar hacia adelante sin saber desde dónde se ha partido y que es imposible también defender lo que no se conoce o no se ama.
Gracias a los Campeones, a sus Directivos (mis amigos de toda la vida, que honraron el legado de sus padres). Gracias a la fiel hinchada seguidora (la más populosa de Mendoza), al Profe “Hueso” y equipo. A mi sobrino y Amigo Carlos, por respetar a rajatabla constantemente todos los ritos folclóricos de hincha sabedor y comprometido.
Gracias por su historia querido Profesor Tondini. Este equipo tuvo mucho de Usted. Jugó bien; pero cuando las cosas no salían puso lo que a Usted le sobraba. Y así se gana. A mil kilómetros de su casa, como cuando fue Abanderado en San Fernando, o acá en el gimnasio polideportivo que lleva el nombre de su amigo.
Ese es Tondini. Un vecino admirado. Un esposo, padre y abuelo ejemplar. Un gran amigo. Un genial Maestro. El que lanzando cuando joven la jabalina como nadie o caminando con la parsimonia propia de los sabios siempre lució orgulloso su gran corazón “naranja”. Américo Héctor “Pirincho” Tondini, un ejemplo que no debemos olvidar. Los campeonatos se empiezan a ganar mucho antes que la chicharra señale el final. Repasar la historia de Tondini siempre será un buen punto de partida. Ayer, hoy y siempre.
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