CIRO VARGAS Y LA TECNOLOGÍA EN EL FÚTBOL

Por Hugo Videla
@HugoVidela1
Fotos: Internet

FÚTBOL: PREPARACIÓN FÍSICA - TECNOLOGÍA

El deportólogo rivadaviense, Ciro Vargas, trabaja en el seleccionado uruguayo desde 2011, midiendo las distancias recorridas de los futbolistas. ¿Cómo funciona su tecnología?

Vargas revolucionó la preparación física en el fútbol argentino a principios de este Siglo. Utilizando tecnología europea, fue San Martín de Mendoza, en épocas de Nacional “B”, el club que le abrió las puertas a un entusiasta joven que llegaba a cambiar la manera de analizar a cada jugador.

Con un sistema de cuatro cámaras enfocando al campo de juego, más softwares avanzados, Vargas y su equipo técnico pueden medir las distancias recorridas de cada uno de los futbolistas, la eficiencia y eficacia a la hora de correr, el ritmo cardiopulmonar y las zonas del campo donde mayor intensidad utilizó el deportista.

Así fue que acaparó la atención de los principales clubes y entrenadores del fútbol argentino. Trabajó con Passarella en River, con Ischia en Boca, con Russo en Vélez y en el último tiempo con los preparadores físicos de Coudet y Beccacece, entre otros. En 2011, el maestro Óscar Washington Tabárez puso los ojos en él y lo incorporó a la Selección uruguaya, siendo parte de su equipo hasta el momento, habiendo participado de los últimos dos mundiales.

Al margen de todo su conocimiento y experiencia, no ha tenido la posibilidad de trabajar en la Selección argentina, aunque en la previa de Brasil 2014, Alejandro Sabella se comunicó con él. “Sabella me llamó cuando Argentina fue a jugar a Uruguay, fue en la última fecha de las Eliminatorias rumbo a Brasil 2014. Se acercó, hablamos un poco, me venía siguiendo, pero se ve que la decisión no dependía de él, sino de más arriba”, confió en su momento.

Ahora, en un momento atípico para todo el mundo, Vargas analizó cómo cree que llegarán los cinco equipos argentinos a la Copa Libertadores que reiniciará en el mes de septiembre, y el futuro de las Eliminatorias Sudamericanas que podrían disputarse en Europa.


-¿Cómo estás pasando este tiempo con el trabajo en casa?
-Adaptándome como todos. También soy docente de la Universidad del Aconcagua y la Universidad Nacional de Cuyo, que también se tuvieron que adaptar con la educación online. Así que las clases no se cortaron. No es habitual que esté tanto en Mendoza, y lo aprovecho para pasarlo en familia.

-¿A qué edad dejaste Rivadavia?
-Me fui a los 19 años, terminé el secundario técnico en Junín y como en aquel momento no había educación terciaria o universitaria en el Este, había que irse estudiar a ciudades grandes, donde se ubican las sedes centrales de las universidades. Hice el profesorado de Educación Física en el viejo INEF que ahora es IEF. Pero yo quería seguir estudiando, y me interesaba la deportología, que es la ciencia que estudia al deporte. Encontré una Licenciatura en Rosario, que me vino bien porque tenía a mi hermano estudiando Odontología allí. Pero con el tiempo te va quedando gusto a poco y a través de unos amigos, seguí estudiando e interiorizándome. Nos fuimos a hacer un máster en Ciencia de Deportes en la Universidad Autónoma de Madrid. Partimos para allá en 1998 y ya en Europa, hice pasantías en laboratorios de ciencias aplicadas al deporte en Roma.

-Y ya en el fútbol, ¿cuál fue tu primera experiencia laboral?
-San Martín de Mendoza nos abrió las puertas a esta locura, como nos decían en aquel momento, que no existía en Sudamérica. Fue en épocas de Nacional B, allá por 2001. También en Cipolletti trabajamos, que en aquel momento también estaba en la segunda división. Uno de mis socios era de allí, así que esos dos clubes fueron los que no abrieron las puertas. Era muy extraño en aquel momento mezclar una computadora con el fútbol.

-¿Cómo funciona el trabajo que realiza tu empresa?
-Nuestro análisis funciona con cámaras. Hacemos casi lo mismo que hace un GPS o un chip en la actualidad. Nosotros seguimos haciendo nuestro trabajo con cámaras porque hasta hace poco tiempo los chips estaban prohibidos por FIFA. Consta en analizar los movimientos dinámicos de los futbolistas en el campo de juego, todo para ver los costos físicos del jugador en el partido. Durante el juego también hacemos evaluaciones tecnológicas para ver la capacidad cardiopulmonar, como está la masa muscular, la masa grasa. Trabajamos en el campo de juego con cuatro cámaras, que están ubicadas en formas especiales para ver las distancias recorridas, los giros, las velocidades y todo lo que hace cada uno de los jugadores, entregando luego, con los datos obtenidos, informes al cuerpo técnico.

-¿Y cómo es trabajar en un seleccionado tan importante como el de Uruguay?
-Una gran experiencia trabajar con el “Maestro” Tabárez. Seguimos siendo parte de su equipo, él confía mucho en nuestro trabajo. Hace unos días me comuniqué con su cuerpo técnico y nos dijeron que existe la posibilidad de que las primeras fechas de las eliminatorias sudamericanas se disputen en Europa, debido a que la situación del coronavirus está un poco más contralada y también para ganar tiempo, ya que desde FIFA quieren tener los clasificados antes de 2022. Esto traería muchos beneficios y no me parece una idea alocada.

-Desde Conmebol se anunció el 15 de septiembre como fecha de reinicio de la Copa Libertadores y los cinco argentinos (Boca, River, Racing, Tigre y Defensa y Justicia), jugarán el 17 de dicho mes. ¿Cómo pensás que llegarán a ese día?
-Y es la gran pregunta que todos nos hacemos actualmente. Yo creo que, si bien los jugadores han estado entrenando en sus casas, no es lo mismo el entrenamiento individual que el grupal. Algunos futbolistas viven en departamentos y han tenido que adaptar sus hogares, con balcones incluidos, para poder moverse. Sin dudas ha habido desadaptaciones fisiológicas. Y si bien ha sido igual para todo Sudamérica, Brasil y Ecuador ya están entrenando y jugando en algunos casos. De esta manera, creo que los equipos argentinos llegarán con alguna desventaja física y táctica.

-¿Y cuánto tiempo de entrenamiento necesitarán para llegar en condiciones a ese 17 de septiembre?
-Como mínimo, de cuatro a seis semanas, para que vuelvan a tener los niveles físicos que tenían antes de la pandemia. Y creo que Conmebol debería tomar nota de lo que se hizo en la Liga Española, como la medida de los cinco cambios, para cuidar la salud de los futbolistas.

-En tu paso por Boca, te tocó medir el recorrido de Juan Román Riquelme. ¿Era lento o sabía moverse en el campo de juego, sin gastar tantas energías?
-Tuve la suerte de estar en el 2008 y 2009 con Ischia y siempre fue una controversia el caso Riquelme. Román ha sido uno de los jugadores más veloces mentalmente. Alguna vez lo escuché a Miguel Ángel Russo decir que Riquelme y Verón fueron los jugadores más inteligentes que vio. En lo que respecta a su físico, Román tenía más fibras lentas que fibras rápidas, según los test que realizamos. Esto es hereditario. Pero a pesar de esto, tuvo una carrera brillante. En Boca, realizaba entre siete mil y ocho mil metros por partido, cuando los tres mediocampistas restantes, en aquel momento Fabián Vargas, Sebastián Battaglia y Jesús Dátolo, alcanzaban los doce mil. Con todo respeto, creo que hay jugadores que están para distintas funciones, unos marcan, otros definen. En Barcelona, tuvo la mala suerte que le tocó un técnico como Van Gaal, que pedía que todos los jugadores marcaran y presionaran. Creo que eso le jugó en contra. 

-En la actualidad además de la Selección uruguaya, ¿estás trabajado en algún equipo argentino?
-Ahora me han vuelto a llamar. Anteriormente, trabajé en Rosario Central con Coudet, luego el Preparador Físico que tenía Chacho (Ernesto Colman) se fue a trabajar con Beccacece y lo acompañamos a Defensa y Justicia y a Independiente, y ahora trabajará con el Kily González, nuevamente en Rosario Central. Si Dios quiere, lo estaremos acompañando una vez que finalice el confinamiento.

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